martes, 24 de junio de 2014

VI Festival de Literatura Valle de Sibundoy

Festival de Literatura Valle de Sibundoy
Homenaje a la Madre Tierra
Agosto 2 y 3 de 2014

Al sur de Colombia, en la región amazónica, se encuentra el departamento del Putumayo. Este bello y exótico territorio fue epicentro en las primeras décadas del siglo XX, de una de las tragedias humanas y ambientales más grandes de la historia, después de que el negocio de la quina se desplomará,  la Casa Arana, empresa cauchera registrada en Londres como Peruvian Amazon Rubber Company, abrió sus puertas y se llevó la vida de miles de indígenas que habitaban cerca al cauce del río Putumayo. El inglés Roger Casement, retrataría en el Libro rojo del Putumayo las atrocidades cometidas por Julio Cesar Arana y sus hombres en 1907 “Después de ordenar el Jefe de la Sección a sus subordinados que se armen emprenden el  viaje en busca de las tribus de indios, y proceden a dictar el número de kilos de caucho que cada indio debe entregar. Al pesar las cantidades entregadas se nota que algunos no han logrado presentar la cantidad entregada, en esas circunstancias reciben veinticinco azotes […] Al décimo azote la víctima pierde el sentido. Sucede otras veces que tres o cuatro indios dejan de aparecer en la correría, porque no han podido recoger la cantidad de caucho exigida.  En ese caso el jefe da orden a cuatro civilizados para que interroguen a diez indios hostiles a los que hacen falta para que digan dónde se ocultan. Verificase entonces el espectáculo más horrible. Después de rodear la choza en donde se ocultan esos desgraciados se les prende fuego, los indios que pretenden emprender la fuga son fusilados inmediatamente. En las chozas se ocultan ancianos, niños y enfermos”. Es así como a través de la literatura se  logró visibilizar “el escándalo del Putumayo” y el gerente de la Casa Arana fue sindicalizado por la muerte de miles de nativos, aunque no pago ninguna condena debido al inicio de la primera guerra mundial, el Comité de la Cámara de los Comunes del Reino Unido procedió a la liquidación de la Compañía. El escritor colombiano José Eustasio Rivera se uniría a la denuncia y en 1924 relataría en su célebre novela La vorágine el régimen de injusticia imperante en las caucherias “Mas el crimen perpetuo no está en las selvas sino en dos libros: en el Diario y en el Mayor. Si Su Señoría los conociera, encontraría más lectura en el debe, que en el haber, ya que a muchos hombres se les lleva la cuenta por simple cálculo, según lo que informan los capataces. Con todo, hallaría datos inicuos: peones que entregan kilos de goma a cinco centavos y reciben franelas a veinte pesos; indios que trabajan hace seis años, y aparecen debiendo aún el mañoco del primer mes; niños que heredan deudas enormes, procedentes del padre que les mataron, de la madre que les forzaron, hasta de las hermanas que les violaron, y que no cubrirán en toda su vida, porque cuando conozcan la pubertad, los solos gastos de su niñez les darán medio siglo de esclavitud”. De esta forma continúa tejiéndose la historia del Putumayo, entre la belleza y la muerte, entre la literatura y la crueldad. Y también entre las paradojas, porque en el siglo XXI hubo quien critico vehementemente a los indígenas por oponerse a las leyes que entregan la Amazonía a la minería y por “obstaculizar el desarrollo, la civilización y la modernidad”, utilizando los mismos argumentos esgrimidos en la época del caucho , y es que el gran contradictor del estilo de vida de los pueblos originarios de Latinoamérica, es precisamente quien escribe “El sueño del celta”; libro publicado en el 2010  y en el que se narra la vida de Roger Casement, el hombre que defendió los derechos de los pobladores de la frontera colombo-peruana, pero bueno, así es la historia, ese mismo año Vargas Llosa recibiría el Premio Nobel de Literatura…


Fotografía: Handerburg

Pero volviendo al siglo XX, en 1968 el libro “Siervos de dios y amos de indios” del antropólogo Víctor Daniel Bonilla  expondría al mundo los dispositivos ideológicos, disciplinarios y morales que ejercieron los hermanos capuchinos contra los pueblos inga y camentsá del alto Putumayo,  el fomento de métodos de opresión y tortura como el cepo y el látigo, utilizados en personas ancianas y respetas con el ánimo de infundir terror en las comunidades y el despojo de tierras son algunos de los temas que toca este importante libro, que en el ámbito nacional contribuyó a la revisión del Concordato entre el Vaticano y Colombia por medio del cual la Iglesia Católica controlaba casi tres cuartas partes del país.


Por todo lo anterior resulta interesante saber que en el mes de agosto del presente año se celebrará en el municipio de Sibundoy la sexta versión del FESTIVAL DE LITERATURA VALLE DE SIBUNDOY, este evento que promueve el amor por la lectura y la escritura, por la música y la poesía, como una forma de trasformación social que busca contribuir al desarrollo humano generando iniciativas de paz y educación, donde se realizan actividades que incluyen lectura de poemas, narración oral, presentaciones musicales, danza, donación de libros, estará dedicado a la Madre Tierra y es una garantía de que el arte y la cultura seguirán apoyando a  los pueblos en sus justas luchas y reivindicaciones sociales y, como no, celebrando la vida y la esperanza en el sur de Colombia.

¡Hasta la poesía siempre!                                       

¡Artistas de todo el Putumayo, uníos!

Pedro Ortiz